03 julio, 2009

De premios y recuerdos

Cada vez que venía a casa, mi tío traía consigo no solo a mi abuela sino también su cámara de fotos siempre lista para volver eterna la inocencia de sus sobrinos, únicos chiquitos de la familia hasta entonces.
Era verlo entrar, tan grande de porte, con su bigote pinchudo y sus ojos siempre celestes, y escondernos de sus dedos que buscaban cosquillas en nuestros cuerpitos infantiles. Era verlo entrar, y saber que junto con su mameluco azul y ese particular olor a cigarrillo venía también una seguidilla de flashes frente a cada monería, cada sonrisa sin dientes, cada berrinche por no querer hacerle caso a Mamá.

Yo era chica para ese entonces. Para cuando Mamá apareció con ojos raros a interrumpir la maratón de tele de un sábado a la mañana. Era muy chiquita para entender lo que quería decirnos entre lágrimas. Con doce años, cualquiera es chico para entender que el corazón, a veces, se rinde. 

Desde ese día no volvió a entrar a casa más que su recuerdo. 
El bigote se le volvió del color de la ceniza, y sus ojos celestes perdieron su brillo. La cámara de fotos, junto con otras pertenencias suyas, se instalaron en mi casa por tiempo indefinido.

No recuerdo mucho de esa época. Así como olvidé cuándo fue la última vez que lo vi o si le dije que lo quería, con el tiempo nos olvidamos de nombrarlo. Ahi fue cuando realmente murió.

Hasta hace unas semanas, que Nico me obligó -prácticamente- a participar en su concurso. La consigna era clara: buscar fotos de cuando éramos pequeños. Y nada mejor que el departamento de mi abuela para realizar la búsqueda.
Álbumes y álbumes de chicos sonriendo, de rulos rubios completamente despeinados, de personas que no están y otras que cambiaron tanto. De épocas que no recuerdo, pero que fueron felices. De un tiempo que parece tan lejano, pero que mi abuela tuvo el gusto de relatar por varias horas. Emocionada.

Y entre la selección de fotos y un café de mediatarde, revivió aquél cuarentón que hundía sus dedos en mi panza tentando mis cosquillas. 



Gané un primer premio en la categoría Actitud Colegial. La única foto que no fue sacada por mi tío.
Las otras, con el vestidito rosa el día de mi bautismo, en la playa barrenando, disfrazada de paisanita o mariposa... ésas, fueron gracias a él.

El manual de sexto grado del Viejito Protestón autografiado que me corresponde, es un premio al recuerdo de un tío que no nos dejó primos para jugar en vacaciones ni historias que podría repetir hasta cansarme. Pero que, para compensar, nos dejó montones de fotos donde seremos chiquitos por siempre.




Gracias a todos los que, sin saber, votaron por esa nena de rulos rubios. Sí, soy yo.
Y gracias Nico por el concurso. 

11 comentarios:

Maqui dijo...

ai...como te quiero





(igual caca1 jijijiji, voto por la remera amarilla :P)

Blonda dijo...

Ay qué linda forma de contarlo! Me hiciste acordar mucho a mi tío, que fue una de las personas mas importantes de mi vida.

Esa nena linda merecia ganar! Te quiero :)

Freedom dijo...

Flori siempre esa forma tierna de contar las cosas. Ves volviste para seguirme robando sonrisas y me diste el placer de recordarme chiquita en cientos de situaciones que ame. Me alegraste los recuerdos Sos un sol

Besos y abrazos de oso

· dijo...

linda aneda. los recuerdos son contenidos en busca de un continente. como ese manual kapeluz del alumno: si habra forjado subjetividades. y yo creo que a los doce, joven flori, no era usted ya tan joven. y creo que entendio lo que su mama le decia. y por eso pudo.

Floripondia dijo...

Que tierna y hermosa Flori :9

El Dc Felipe y YO dijo...

Ups Ahora entendi!!!

Espero que el haberte reencontado con el pasado te sirva para descubrirte y encarar con valentia tu futuro.....

De nada sirve callar y simplemente olvidar...porq el pasado queda siempre ahi latente!!!!!

Besitos Flori!!!
Nixco

Gastón dijo...

Imágenes llenas de (buenos) recuerdos


(y una sonrisa con bigote sonriéndote desde arriba mientras un flash ilumina el cielo)

Jota dijo...

eeey qué lindo que volviste!!
Está lindo el blog, eh!

besos!!

Flori dijo...

Maqui: había (¿hay?) una canción que se titulaba esperando el milagro. Googleá ;)
Te quiero =)


Blonda: ganó nomás, la nenita. O sea yo. Jiji
Muá


Freedom: quiero que sonrías, Free.. porque lo merecés. Y me alegro de lograrlo, aunque sea por unos minutitos. ^^


·: ¿usted cree? A mí me sigue dando pena que me hayan negado la opción de ir al velorio. Eras chiquita, dicen.


Floripondio: muchas gracias. Jiji


Nico: me dieron más ganas de volver a ser chiquita. Snif.
Besos


Gastón: tan lindas tus palabras, que me hicieron sonreír de imaginarlo. Gracias.


Jota: sii, ¡gracias! Suerte en Perú ;)
Besos

El Dc Felipe y YO dijo...

Entonces hice mal mi trabajo....

ya algua vez te critique esa fantasia tuya a volver a ser peque!!

no es cuestiobn de volver a señ niña, eso ya no se puede....
sera cosa de ver quienes fuimos que queriamos para nosotroas de grandes y ver lo que tenemos....

para saber si estamos en buen o mal camino!!!!!

UFFFF
como haces trabajar a este doc!!
la pucha

Anónimo dijo...

Me gusta experimentar, así que por lo del blog no te prometo nada. Lo que sí te puedo prometer es que te seguiré (siempre)-o trataré de hacerlo.

Tuve otro blog. Y por allá te conocí.

Bienvenida nuevamente Flori.
Un abrazo.
(Z)