Noche de viernes de verano en la costa, sin planes. Una porción de tarta de verdura, otra de jamón y queso, Francella en la televisión pública y el ventilador que hacía un recorrido semicircular en el comedor.
Un mensaje nuevo.
Cumple de XX en un pub. Las pasamos a buscar a las 12, estén listas.
Mientras una hacía volar los platos, la otra los atajaba y lavaba. Mientras Francella actuaba los últimos minutos de su película, las remeras hacían pilas sobre la cama y los zapatos en el sofá. Mientras el ventilador iba y venía, los rulos desaparecían, el rimmel alargaba pestañas y mi Kenzo perfumaba el departamento.
A las doce estábamos listas: el timbre sonó a la una; diez minutos más tarde estábamos abajo.
A las dos menos cuarto llegamos al pub y pasados quince minutos de incomodidad le pedí a mi amiga de irnos a un lugar más lindo, donde se pudiera bailar sin tener miedo a ser secuestrada por un lugareño y despertar sin alguno de nuestros preciados órganos. Me dijo que no, después de reírse un rato.
A las dos y algunos minutos me señalaron a XX: una chica algo grande que festejaba feliz dando vueltas con sus amigos algo grandes, también.
La saludé con un feliz cumpleaños, me respondió con un abrazo. Le pregunté por las velitas, los regalos y no me acuerdo qué más. Me contó de sus veintinueve, se rió de algún comentario que hice y no me acuerdo qué más.
Sólo sé que en un momento mi amiga me apartó. Ella, el primo y la novia del primo. Estallados en risas.
Flori, no seas tan simpática con XX, me advirtió mi amiga.
¡La novia te está mirando mal!, remató la novia del primo de mi amiga que conocía mucho a la cumpleañera.
Volví a pedirle a mi amiga de irnos a otro lado, pero esta vez con el argumento de que la novia de XX podía hacerme pedacitos con sólo mirarme, porque la idea de ser secuestrada y despertar sin un órgano ya no parecía tan tenebrosa. Volvió a decirme que no, y a reírse un rato.
La noche siguió con un show, un lugareño-pesado que me soplaba la espalda porque hacía calor, el primo de mi amiga borracho y dos taxis esperando afuera del pub antes de las cinco de la mañana.
5 comentarios:
Qué noche... yo me hubiera escapado. Hay tantas otras cosas para hacer a la noche de vacaciones.
Besos, Flori.
todo para decir lo del Kenzo
:)
muy bueno el de nelsonline, jejeje...
y aunque hay una frase de Ismael Serrano que me fascina ("A veces los peores antros a las peores horas están llenos de la mejor gente...") creo que este no era el mejor ejemplo.-
Besos!
jaja Flor que mala suerte nena!
Ya vendrán tiempos mejores :)
besotes
Diego: lo único que frenaba mi escapada era mi eterna desorientación.
¡Besitos Diegui!
Nel: es lo más mi Kenzo.
Canela: definitivamente éste antro era la excepción de don Serrano.
Beso =)
Floripondia: esa no era mi noche, claramente.
Besotote
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