Sucede que tengo dificultad en dejar ir las cosas. Soltarlas. Que el viento las lleve lejos, las arremoline a su antojo y las deposite en cualquier otro lugar. No puedo. Me cuesta.
Siento una angustia inmensa cuando se acerca el momento del adiós y se me acongoja el corazón justo cuando cierro los ojos con fuerza, evitando abrirlos para ver que ya no está aquello que se fue. Un objeto. Un abrazo. Un amor.
Y es entonces que, para evitar las pérdidas y los posteriores reclamos, ato con un delicado hilo infinito a cada una de mis posesiones. Para que en cuanto las necesite las tenga con sólo tirar de él. Para que cuando duelan tanto que las quiera bien lejos, las deje ir hasta ahí. Hasta donde mi mano permita, pero sin perderlas.
Porque, ¿qué sucedería si un día necesito esa palabra de aliento que desestimé por creer no merecerla? ¿cómo haría para volver a vivir aquél viaje que dejé olvidar por sentirlo tan pasado? ¿cuánto lloraría con estas ganas truncas de querer abrazarte y que no estés?
Por eso te tengo así, amor. Atado a mi corazón con un hilo difícil de cortar por tu silencio y tu ausencia. Firme, sin permitirte cambiar de posición y sin siquiera dejarte mover. Al alcance de mi memoria, pero sin perderte en mi olvido. Presente para cuando quiera hablarte. Ausente para cuando tu recuerdo duela.
Ahí te tengo, amor.
Hasta que el odio inunde mis ojos e invada cada fibra de mi corazón. Hasta que mi desinterés vaya haciendo más y más frágil al hilo que nos une. Hasta que el recuerdo ya no te quiera más acá y el olvido te espere con una sonrisa cálida.
Hasta que ya no te necesite más allí, y pueda finalmente dejarte ir.
2 comentarios:
Flori, no tenés idea la alegría al saberte de vuelta por estos lados, durante tu larga ausencia, intentaba de pronto ver si estabas , y siempre era lo mismo, Flori, esa Flori que se me hace un espejo cuando la leo, no estaba.
Flori, la de la palabra honda no estaba.
Y hoy compruebo que tu maravillosa energía vuela otra vez alto, volviste, pero has vuelto renovada, cumpliendo una meta importante en tu vida, felicitaciones por tu logro profesional, ya sos una profesional de la medicina, de algún modo curarás el dolor de los demás. Ahora sólo resta amiga que nos sanemos del alma, eso está tan difícil, parace que la cura no la encuentro, al menos yo ....
Beso y abrazo cariñoso, intentaré estar más por estos lados.
Mi bella Sherezade, me has obsequiado la sonrisa más preciosa en este día de broncas y reproches. Han sido tus palabras el bálsamo que mi alma necesitaba justito hoy.
Soy médica con título y todo, pero pareciera que no logro sanar mi propio dolor. Me duele la vida, la injusta vida que se empeña en enseñarme a los golpes. A equivocaciones. A prueba y error.
Espero que podamos transitar esta nueva etapa juntas. Me haces bien.
Gracias por ello!
Te mando un beso enorme y calido :)
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