En diciembre, mi casa huele a jazmín. El living, los cuartos, el jardín. Todo está impregnado con el dulce aroma de esas delicadas flores, que adornan las mesas en floreros de vidrio. Todo.
Particularmente este olorcito me encanta. Recuerdo que desde pequeña me gustaba amanecer con el arbusto lleno de pimpollos y, a medida que trascurría el día, verlos florecer. Un antes y un después que para mi corta edad significaba mucho más que cualquier germinación fructífera de primaria.
Ya más de grande, me emocionaba con la idea de que alguno de esos amores de la adolescencia se apareciera con un ramito sorpresa sólo para mí. Y sólo una vez así fue.
Mi primer novio, Maxi (el mejor amigo de mi viejo amigo Leo), un día estiró sus manos al verme y esbozó un tímido "tomá, para vos". Alcanzándome las florecillas adornadas con una cinta cuyo color ya no recuerdo, a la vez que la vergüenza le hacía bajar la vista. Pero nunca supo él, que su precioso gesto se me grabó en la retina para siempre.
Los años que siguieron, teñidos de amores pasajeros, me encontraron mirando desde la ventanilla del colectivo a los cientos de vendedores de jazmines que se acumulan en los semáforos en rojo. Preguntándome cuándo volvería a sorprenderme con un ramo acompasando miradas enamoradas. Envidiando a las manos que asomaban por las ventanillas de los otros autos, comprándolos para sus amores.
Hoy me siento en el living a estudiar, y veo a mis flores favoritas adornar el florero trasparente. Inundando el ambiente de un aroma que incentiva mis sonrisas y el recuerdo de aquél primer ramito. Trayendo paz a mi mañana de libros y apuntes. Disolviendo mis nervios y conjeturas. Acompañándome.
Mi mamá se pasa todo el año cuidando su arbusto: lo poda, lo cura de los bichitos que arruinan las hojitas verdes, lo riega. Son cerca de diez meses de cuidado, para casi dos meses de pimpollos que florecen. Entonces mi mamá los corta, y los ubica en determinados lugares de la casa. En esos lugares donde solo ella sabe que perfumarán todos los ambientes.
11 comentarios:
Los olores del primer amor nunca se olvidan.
Saludos :)
El otro día hablaba de eso, de como los olores, así como la música, se asocia a los recuerdos...¿Quién acaso no recuerda el olor de un afecto?
Amo los jazmines porque estaban en el jardin de mi abuela...
Snif...gracias por el recuerdito.
besos
mi mama tb tiene una planta gigante y ciando florece es increible el aroma !!! a mi tb me parece la flor mas linda !! besos
A mí me has traído el olor de Altea, un pueblecito en el Mediterráneo y de la casa de mi abuela en Alicante, donde había una jazminero... y de mi infancia cuando se vendían los ramitos por las calles (hace cuarenta años que ya no se hace)...
¡Uhhmmm! Olor a serenidad y a noche entrando por la ventana.
Un abrazo
Renzo: ni los de la infancia, a mi entender. =)
Blonda: de nada por el recuerdito. Te mando un jazmincito virtual, jeje.
Besos enormes =)
Veronica: ¡es increíble la dedicación que mi mamá tiene con su plantita! Seguro que la tuya también.. estas madres.
Besotes Vero
Freia: ¿por qué ya no se venden jazmines en la calle? ¡Qué crueldad!
no, no leí todo pq me daba fiaca y esucho apocalyptica y hoy es sabado.
pero tu blog es muy copado, ma chérie =)
Mi abuela tenía un jazmín gigante en su casa. Ahora, cerrando los ojos, siento que camino nuevamente por el patio de su casa....
Saludos
tengo un gran y terrible problema con eso de las flores, nunca les puedo sentir el aroma. hay veces que me deja afuera, porque me dicen, mira que rico aroma a jazmín y yo no siento nada.
Nitsuga: bienvenido. Aún no entiendo la relación entre Apocalyptica-Sábado-Fiaca...
Soneus: camine, sonría y sienta como cuando visitaba a su abuela. Llene sus pulmones de olorcito a jazmín. Le mando besos =)
James: uhm, ¿otorrinolaringólogo? No que quiera jugar al ahorcado, pero quizá ese especialista soluciones tu gran problema con los olores de las flores. =)
Claro, los de la infancia. Que tiempos aquellos.
(:
pero es que es exclusivo con las flores, los perfumes los siento por ejemplo. Pero si me bendas los ojos no distingo gladiolos de margaritas o jazmines.
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