19 octubre, 2008

La ley de la selva


Como era de esperarse no sólo bailé hasta lo inbailable, sino que también tuve mi gran cuota de diversión. A pesar de los incontables pisotones que me gané y otros tantos empujones que dí, lo pasé de maravillas. Incluso mi cuerpo, que por momentos se quejaba de la contaminación por el cigarrillo, pareció entretenerse al compás de la música. No sé si finalmente decidió amigarse conmigo o si lo hizo por temor a la cantidad de fármacos que llevaba en la cartera. En fin.

Varias sorpresas rondaron la noche. Por empezar, una extraña decisión sorprendió a los que me conocen. A la hora de escoger entre unos agnolotis con salsa de aceitunas y pollo frito con batatas acarameladas, mi dedo cayó sobre los primeros. A pesar de mi eterno rechazo hacia las pastas rellenas, no me arrepentí de mi fantástica elección.
Para continuar, una notable observación a lo largo de la noche me hizo caer en la cuenta de que los hombres no llevan códigos a la hora de la conquista en un boliche.

En determinado momento un compañero de la facultad de mi Amiga del Alma comenzó las típicas preguntas de rutina que todo galán desempolva en el momento del flirteo. Con bailecitos de por medio, y  alguna que otra voltereta, las fui respondiendo.
Como si mis manos entrelazadas con las de aquél muchacho de ojos verdes, que me interrogaba cada vez que nos acercábamos, no indicaran que yo estaba bailando acompañada, otro joven se acercó para hacer el ya tan recurrente comentario "te parecés a..". He pasado por actrices de telenovelas brasileras (de esas que pasan a la hora de la sobremesa), hasta por artistas holywoodenses que aparecen en el combo Warner-Sony-Universal... sin olvidarme de la cantidad de familiares, amigos y vecinos de los comentaristas miopes que caen en la bolteada.
Le seguí la conversación, intentando averiguar a qué artista me semejaba esta vez. 

Estando parada yo en el escalón de un desnivel, mi olvidado compañero de monótonos pasos repetidos hasta el cansancio quedaba en desigualdad de altura.. y distancia. Pero con un simple tironcito de sus brazos hacia sí mismo, logró reingresarme a la pista de baile, desprendendiéndome de la conversación con el otro joven.

Qué pesado ese flaco, ¿no?, y sonrió entre pícaro y divertido.  

Y fue ahí cuando me dí cuenta de que su astuto gesto, lejos de querer ahorrarme una charla poco productiva, escondía otro mensaje. Simple. Más simple de lo que creía. Era una especie de "acá mando yo", donde con un sencillo movimiento de tracción no sólo marcaba territorio, sino también determinaba implícitamente que nadie más bailara o charlara conmigo. Retándome, también, por ponerlo en un segundo plano.

Ahora bien, hay algo que no entiendo. Si el joven que se me acercó vio que yo bailaba con el de ojos verdes, ¿por qué motivo intentó algo que no iba a conseguir? ¿Para qué arrimarse a conversar e incluso preguntar si yo estaba sola? ¿No tienen los hombres, acaso, una especie de reglamento tácito donde indica que no hay que atacar a las féminas que bailan con otro macho? Y en cuanto al compañero de pista, ¿era necesario que dejara en claro con quién estaba la señorita en cuestión?

Yo no entiendo. Realmente no comprendo.. 
Porque si en mi radar surge algún muchacho que no está solo, ni se me cruza por la cabeza acercarme a insistirle en que se parece a Brad Pitt. ¡Ni aunque así lo fuera! Es más factible que nos quedemos adorando su belleza con mis amigas, buscándole defectos a su afortunada compañera, que intervenir en su galanteo.
¿Acaso somos tan distintos? ¿O nosotras no nos regimos por la ley de la selva, donde el más ágil se queda bailando con la dueña del celular que más tarde reclamarán?


Nunca supe qué pasó con el joven que me hablaba de actrices de Warner.
El de los ojos verdes, en cambio, se llevó unos besos como trofeo de guerra.
Y yo, por mi parte, me divertí mucho revoloteando acompañada. Una última sorpresa: descubrí que ya no espero impaciente que mi celular suene con un nombre nuevo anunciando una próxima salida. Ya no cuento los días. Ya no desespero en silencio. No, ya no.

15 comentarios:

Mariana dijo...

y flori, es cierto que ellos manejan otros códigos que nosotras no...
por ejemplo, vos y tus amigas, no se acercan a un muchacho que está "acompañado" o parece estarlo puesto que conociendo lo territorial que somos las mujeres ello podría desencadenar un guerra de féminas...

en cambio ellos se hacen menos rollo, si está con otro flaco; pero la chica avanza, mejor para mi... y si no, allí iré a revolotearme por otros rumbos, pero por lo menos lo intentaron y no se quedaron como espectadores...

Yo no lo veo tan mal, pasa que nosotras somos así como que "muy bichas" diría Tigger; vivimos pendientes de "las otras bichas" en lugar de buscar nuevo galan para deleitar nuestros ojos...

Así que el resultado, a menos que la relación entre damisela y muchacho sea de noviazgo, el contendiente tiene libertad de acto... y a nosotras nos combiene puesto que...
tenemos más de dónde elegir...

y a caso... ¿el gusto no esta en la variedad?

Beso niña...
(si mi novio lee esto, estaría en total desacuerdo jajajajajaja...)

Veronica dijo...

hola floriiii !!! jajajjaja son unos crayones rotos...lo voy a cambiar..es que no encuentro algo que me guste 100% el ojito parecia lindo pero da triston...seguire en la busqueda..creo que voy a elegir varios y los pondre a votacion..que tal???

besos

en un rato te leo

Abeja dijo...

los hombres y sus maneras... lo curioso es q habemos algunas que siempre caemos a la misma tactica jaja

Flori dijo...

Oli: no logro entender cómo hacen para que las cosas sean tan sencillas. ¿Nosotras complicamos todo?

Vero: pensé que eran las tapitas de unos esmaltes de uñas.. Te espero en un rato =)
Besotes

Yle: ¿será cuestión de dejar de hacerlo?

Veronica dijo...

HOLA fLORI REGRESE COMO TE PORMETI
me encanto como escribiste esto...me imagine todo..y si esta claro que somos muy distintos: nosotras espiraladas y ellos racionales...

besos vero

a votacion se ha dicho...jajajja

Diego dijo...

Los boliches y pubs son al mismo tiempo el mejor y el peor lugar del universo para conocer gente. Pocas relaciones duraderas salen de ahí, y muchas relaciones esporádicas se forman cada noche; así que depende de cómo uno lo mire.
De todas maneras, a mí no se me ocurriría acercarme con porte de depredador, como quien dice, a una chica acompañada, por más gil que pueda llegar a ser el acompañante. Así que si estás con alguien, de mí por lo menos te salvás ;-)
¡Saludos!

Flori dijo...

Vero: ¡te estaba esperando! Qué bien se siente saber que con sólo palabras pude recrearte el momento. Y no sé si ellos son tan racionales, yo diría más impulsivos. ¿No?

Diego: soy de las que creen que a los boliches vas a bailar, y punto. No pretendas encontrar el príncipe azul ahí, revoloteando entre tantos sapos. Por eso me sorprendió el actuar de esos especímenes.. que se yo.
¿Serás la excepción a la regla, Diego?
Besos

James Bounce dijo...

Como te dije en mi blog, vengo atrasado con lecturas y todo, recién pude leer de la fiebre del sábado, pero cuando lea esto comento sobre el tema.
Empece un juego personal y es adivinar cosas sobre la gente que escribe en mi blog. Te tiro data de la que tengo por el momento, son todos supuestos. Vivís en un barrio residencial de Zona Oeste, digamos Haedo o Ramos, y si no es ahi es lindando Zona Oeste del lado de capital. Y estudias en la UBA algo así como arquitectura, diseño o algo por el estilo. Si no tenes problema en responder, respondeme acá en que adivine y en que no y si no mandame un mail, muero por saber que tanto acerté. Ya van a seguir mis descripciones.
(jamesbounce@gmail.com)
saludos

PD ya me actualizare con la lectura

Blonda dijo...

Ahora que te relajás y dejás de esperar, vas a ver como aparecen...Creele a esta naba que te lo dice, que está cansada de confirmar esa teoría!

Besotes =)

Vere dijo...

Mirá, tengo una hipótesis: para mí, este chico te vió bailando, dando vueltitas, hablando, bailando, dando, vueltitas, y así sucesivamente por un largo timempo... pudo suponer que era tu amigo... o hasta tu hermano. Mi amiga me contó una vez que su amigo sacó a bailar a una chica que bailaba con un chico por esa razón... y no se equivocó. Ella bailó con el chico. No sé si se entiende.
Por otro lado, siempre voy a bailar con amigos, amigas y amigos. Cuando estamos con los chicos no se acerca nadie... o muy pocos. La mayoría está un poco (o bastante) ebrio o viene con las intenciones ´sólo queremos bailar´ y así es.
En fin, voy a seguir leyendo pero para atrás!, no pude ver entradas nuevas por un tiempo.
Beso Flori!

Diego dijo...

"La excepción a la regla" es la mejor manera de definirme en cinco palabras.
En cuatro palabras sería "enamorado de la vida".
Y en tres, "un perfecto idiota".
(Con dos ya me quedo corto.)

Flori dijo...

James: cómo me divertí con tu juego de Sherlock Holmes. Veremos si descubrís quién es quién. Jaja


Blonda: te creo Blonda, te creo. ¿Al tercer día resucitarán del silencio, decían?
Besos =)


Vere: te extrañaba, ya! Tu hipótesis suena convincente. ¡Gracias por el aporte!
¿Qué pasó que no podías ver las entradas?

Beso grande

Flori dijo...

Diego: enamorado de la vida.. faah
Me encantó tu juego de palabras descriptiva. Se lleva todos los aplausos, caballero.

=)

James Bounce dijo...

tuve mis minutos de tranquilidad y mientras disfrutaba de un breve cigarrillo me dedique a leer el texto. Hago mucha introducción porque la verdad es un tema difícil, por lo menos para mi, para opinar. Un breve comentario que creo que podía hacer es que no creo que estas cosas sean consideradas como la ley de la selva, porque no es ir a cazar, ya que en este caso la señorita tiene la posibilidad de elegir ante que presa morir, y no dejarse atacar por el primer animalito. Pero en fin, no me sale ser de la clase cazadora, buitrera, que veo generalmente en los hombres. Yo creo que nací con una pequeña falla, no me siento ni me veo como los demás.
Como siempre quería hablar poco y delire.

Flori dijo...

James: en la selva el más apto sobrevive. Acá, el más ágil bailaba acompañado.
Como nunca me había pasado una situación semejante, ni parecida siquiera, me sentí como la gacela que se disputan dos leones de manadas distintas. Es cierto, tenía poder para decidir en garras de quién caer, pero no lo hice. Lo hicieron por mí, con un simple tirón.

Tal vez naciste en una época distinta.. sin necesidad de fallas. ¿No te parece?